El Blues de Chicago

Hay en el blues una pulsión antiquísima que viene del África del Oeste, unas simples notas entre las que todo cabe y todo sugieren, un latido como el del corazón que suena en el útero materno… El blues is all the same, aunque influido por todos los avatares que le han hecho evolucionar desde principios del siglo XX.

El blues fue el canto de los pobres negros del Sur, expresando inmensas tristezas, pero también enormes alegrías y muchas experiencias vitales, casi siempre con la ingeniosa ironía de las artes populares, huyendo de toda grandilocuencia. Los negros norteamericanos y sus artistas populares emigraron en masa en busca de mejor vida al Norte industrializado y, sobre todo en Chicago, el blues se electrificó, amplificando todavía más su intensidad sin perder las raíces. Esto tuvo su punto culminante en la década de 1950. Los nuevos hallazgos del blues eléctrico eran difundidos por la radio y por las modernas técnicas de grabación, de las que la Casa discográfica Chess, fundada por dos hermanos judíos polacos, fue su principal exponente. En aquel caldo de cultivo se formaron los más grandes artistas del género, cuando estaba todavía destinado a un público negro, oficialmente segregado.

Al mismo tiempo, en aquellos años la juventud blanca sintió la necesidad de expresar su rebeldía y encontró en el blues y el rithm and blues, acelerándolo, las fuentes que dieron lugar al rock and roll, extendiendo el género por todo el mundo. Fue en 1954 cuando irrumpe Elvis The Pelvis –que, como los negros, no ocultaba su carga erótica- cantando el blues modificado “That’s all right mama”, que supone una ruptura con la música almibarada, relamida y convencional imperante. El nuevo estilo fue rápidamente asumido por los jóvenes y adolescentes. Dentro del rock and roll clásico músicos de color que habían mamado el blues de Chicago crearon grandes éxitos que trascendían su raza: Bo Diddley, Chuck Berry, Fats Domino, Little Richard… Más tarde, de la misma raíz afroamericana surgió el soul y finalmente todo converge en la prodigiosa década de los sesenta donde músicos populares blancos norteamericanos e ingleses no dejaron de reconocer su deuda con los más genuinos bluesmen de Chicago, que experimentaron un renacimiento que perdura hasta nuestros días. Estamos hablando de la guerra del Vietnam, de la revolución sexual, de mayo del 68 y de grandes cambios sociales que tuvieron su influencia en la cultura popular y viceversa. Ese sentimiento de revuelta entroncaba directamente con la expresión y la vitalidad de la raza negra oprimida. Estamos hablando de The Beatles, influidos por los discos de blues americano que llegaban directamente al puerto de Liverpool, de The Rolling Stones, de Eric Clapton, Rory Gallagher (éste irlandés), John Mayall, The Animals, Spencer Davis Group y en los USA Bob Dylan, Mike Bloomfield, Janis Joplin, Johnny Winter, Ten Years After, Canned Heat, Jefferson Airplane, Allman Brothers… y un larguísimo etcétera de talentos –entre los negros Jimmy Hendrix- que escribieron con letras de oro la música popular del siglo XX, deudores y a veces caminando de la mano de aquellos maestros del blues de Chicago. El jazz al mismo tiempo se había hecho más complejo y minoritario, y el rey de los instrumentos expresivos, el saxofón, cedió su corona a la guitarra eléctrica, encumbrada por los avances tecnológicos al trono de los instrumentos más populares.

Por primera vez vamos a tener en Soria la oportunidad de escuchar los ecos de esa era única, directamente de un músico que la vivió en primera persona y uno de los pocos que permanecen en activo con plenitud de facultades. Esta historia pronto estará sólo en libros y grabaciones.
Con todos ustedes: Bob Stroger

“Mi amor es el blues. Toco otras músicas pero SIENTO el blues. Es un algo espiritual. Es algo que llevas dentro y notas el movimiento" Bob Stroger.

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